Catedral de Huelva

La Catedral de la Merced de Huelva, conocida como Santa Iglesia Catedral de la Merced, es un emblema arquitectónico y cultural de la ciudad. Su origen se remonta a 1605 como capilla del convento de los Mercedarios Descalzos, promovido por el VII Duque de Medina-Sidonia. Su diseño inicial, de estilo renacentista, evolucionó hacia el barroco tras numerosas intervenciones, incluyendo las de Pedro de Silva y Ambrosio de Figueroa en el siglo XVIII, cuando el templo fue reconstruido tras los daños sufridos por los terremotos de Lisboa y 1765.

La fachada, un ejemplo del barroco tardío con influencias coloniales, destaca por sus tres cuerpos. El inferior alberga un acceso con arco de medio punto y pilastras, mientras que los niveles superiores incluyen hornacinas con esculturas de la Virgen de la Merced, San Leandro y San Walabonso, obra de Antonio León Ortega y Mario Moya. Su diseño culmina en una imponente espadaña central flanqueada por laterales con campanas, otorgando al conjunto una elegante simetría. En su interior, la planta basilical, dividida en tres naves por arcos de medio punto, se corona con una cúpula sostenida por pilares cruciformes con capiteles corintios.

La catedral adquirió su rango actual en 1953, tras la creación de la diócesis de Huelva, separada de Sevilla. Es un símbolo de resiliencia, con un rico pasado marcado por conflictos históricos y reconstrucciones, que ahora se erige como centro espiritual y cultural. Su ubicación privilegiada y su riqueza artística la convierten en un lugar imprescindible para quienes visitan la ciudad.