No es ningún secreto que en la provincia de Burgos podemos encontrar lugares y poblaciones con mucho encanto, así como magníficos tesoros monumentales y artísticos. No obstante, hoy queremos descubriros una zona de la provincia mucho más desconocida en la que también encontraréis rincones por los que merece la pena perderse. Nos vamos de ruta por el suroeste de Burgos. ¿Nos acompañáis?
Comenzaremos nuestro pequeño recorrido en la localidad burgalesa de Castrojeriz. En esta zona de la provincia, la esencia del Camino de Santiago se respira en el ambiente y en las poblaciones del entorno podremos disfrutar de una riqueza patrimonial sobresaliente.

Iglesia de San Juan de Castrojeriz. Foto: Turismo de Burgos
A pocos minutos de Castrojeriz, encontramos las ruinas jacobeas del convento de San Antón. Al llegar a la villa, será el castillo lo que llame nuestra atención, pero no es lo único que merece la pena destacar. Con casi dos kilómetros de trazado urbano, Castrojeriz es una de las poblaciones más alargadas de todo el camino jacobeo. Además, la localidad llegó a tener hasta siete hospitales, lo que nos da una idea de su importancia dentro de esta ruta. Finalmente, destacaremos también otros monumentos como la colegiata de Nuestra Señora del Manzano, la calle Real y las iglesias de Santo Domingo y San Juan.
Continuaremos a través del páramo de Mostelares hasta alcanzar Ítero del Castillo, el último pueblo de la provincia de Burgos e importante mojón del Reino de Castilla, antes de que el Camino continúe hacia Santiago de Compostela. Aquí podremos contemplar el Puente Fitero, construido por orden de Alfonso VI, y la ermita de San Nicolás.
Nuestra siguiente parada será en Los Balbases, ligeramente al sur. Esta villa castellana fue antaño residencia de Doña Berenguela y aún conserva el aire señorial y la gran riqueza patrimonial de antaño. En ella destacaremos la iglesia de San Millán, la iglesia de San Esteban y el Museo Parroquial de esta última.
Muy cerquita encontraremos una localidad más desconocida pero que esconde pequeñas joyas artísticas y patrimoniales. Hablamos de Villaquirán del Infante, donde os recomendamos visitar la iglesia parroquial de la Natividad, la plaza mayor con el antiguo Rollo de la Justicia y la ermita de Nuestra Señora del Poyo.

Foto: Apartamentos Rurales El Nogal
Éste es también el lugar ideal para establecer como nuestra base de operaciones en la visita a la zona turística de Odra-Pisuerga, ya que en Villanueva de las Carretas, pequeña población perteneciente al término municipal de Villaquirán del Infante, se ubican los Apartamentos Rurales El Nogal. Estos encantadores alojamientos son el lugar perfecto para entrar en contacto con la naturaleza y desconectar de la vorágine del día a día.
A pocos kilómetros de allí, encontramos otra localidad de gran renombre e importante historia: Pampliega. ¿Qué podemos visitar aquí? Los básicos son: el arco de Presencio, el Monumento al Rey Wamba, el castillo, los restos de la muralla y la iglesia parroquial de San Pedro Cátedra.
También muy interesante a nivel histórico-patrimonial es la localidad de Santa María del Campo, de la que destacaremos su arte sacro. En concreto, aquí deberemos visitar: la colegiata de Nuestra Señora de la Asunción (cuya torre está considerada una de las mejores de su género en Europa y en cuyo interior podremos contemplar varias obras del genial Pedro Berruguete), los arcos y la muralla, la Casa del Cordón, la Ermita de la Virgen de los Escuderos y la Ermita de San Antón.
Continuando hacia el sureste, nuestra siguiente parada será Mahamud, una villa de nombre árabe que alberga una de las plazas más bellas de toda la provincia. En ella, destaca la iglesia de San Miguel (y su retablo mayor) y el rollo jurisdiccional de 5 metros de altura.
Desde aquí proseguiremos hasta el municipio de Villahoz, que formaba parte de las defensas del antiguo reino de Castilla. De él destacaremos la iglesia de la Asunción (con su bella torre), el rollo jurisdiccional gótico, las bodegas subterráneas y diversos ejemplos de arquitectura popular.
La siguiente localidad de nuestra ruta, Tordomar, es la huella viviente del poderío romano en la zona. De hecho, su puente romano fue el eje militar y económico del gran Imperio Romano. La importancia de Tordomar puede explicarse, en buena parte, porque aquí confluían la Calzada y la Vía de Clunia.

Palacio de los Duques de Lerma. Foto: Turismo de Burgos
Apenas diez kilómetros al este de Tordomar, encontramos otro municipio de gran relevancia en la historia de España: Lerma. Toma su nombre del primer ministro y valido de Felipe III, el duque de Lerma, quien la convirtió en Corte Real de Recreo. Su palacio ducal es, en la actualidad, Parador Nacional y la ciudad en su conjunto alberga uno de los principales (y mejor conservados) conjuntos histórico artísticos de estilo herreriano de toda España.
Lerma es, además, la sede de la Denominación de Origen Protegida de Arlanza. La tradición vitivinícola de la zona es larga y se remonta, como mínimo, al siglo X y los viñedos de los monasterios. Sin embargo, existen testimonios que vinculan sus orígenes incluso con la época romana.
Desde aquí, emprenderemos el último tramo de nuestro viaje, que nos llevará hasta Covarrubias, en el límite de la comarca de la Sierra de la Demanda-Pinares. Su casco histórico es uno de los mejores ejemplos de arquitectura popular de nuestro país. No podemos dejar de ver el Torreón de Fernán González, la colegiata de San Cosme y San Damián, el Archivo del Adelantamiento de Castilla y la Capilla de San Olav.

Torreón de Fernán González, en Covarrubias. Foto: Turismo de Burgos