Si hay un problema real con el que se encuentran los propietarios de establecimientos de turismo rural en España es que el nivel de competencia es muy alto, lo cual hace que saber preparar una oferta de valor o ficha del establecimiento en Internet sea realmente complejo; todos hablan de lo mismo, todos vendemos lo mismo. PUES NO. Tú tienes que ser diferente.
Cuando un establecimiento turístico prepara su ficha o descripción, bien para su propia web o para dársela a los diversos portales de turismo con los que está trabajando, debe tener en cuenta que lo más importante es saber mostrar lo que su potencial cliente o usuario quiere y/o está buscando.
Según nuestra experiencia, a la hora de diseñar una ficha con alto valor añadido, hay que tener en cuenta los siguientes puntos.
Quién es mi público objetivo.
No es los mismo una ficha generalista, que una diseñada a medida para parejas jóvenes sin hijos, para escapadas de fin de semana o para familias con hijos (entre otros). Hablar de prestaciones relativas al posible segmento de usuarios es saber adecuar la oferta, por lo que será más fácil conseguir clientes: Habilitado para bebés (cambiadores, etc), para niños (zona de columpios o juegos), no se admiten niños, Wifi gratuito u otros, son mensajes que determinan cómo quiere identificarse el establecimiento y la oferta turística a realizar.
Buscamos experiencias, no alojamientos
Cuando vamos a hacer turismo rural, el 90% de la gente buscamos estar en contacto con la naturaleza, no una casa rural. Por eso es muy importante hablar en la ficha de la relación con el entorno, la naturaleza que rodea el establecimiento y los rincones aledaños más importantes. Y no solo hablar de ello en texto, la imagen cada vez es más importante.
A la hora de poner fotografías, imágenes y/o vídeos es crítico que sean de buena calidad y que muestren el entorno que rodea el establecimiento. Por mucho que se empeñen algunos, poner una foto de los baños, de la cocina o de las camas con un colcha que parece de nuestra abuela, no solo no atrae clientes, sino que los echa para atrás. Si nuestro establecimiento está en un enclave natural de 10, el mayor porcentaje de las imágenes debería ser de ese entorno, no de la casa.
En la diferenciación está el valor
¿Sabes lo que quiere tu cliente? ¿Quiere tranquilidad o hacer excursiones? ¿Dónde va a comer? Saber responder a preguntas de este tipo nos hará mucho más competitivos. Ofrecer valores diferenciales como comida casera (muchas casas rurales no ofrecen servicio de comidas) puede ser importante, igual que diseñar packs en los cuales llevemos a los clientes a hacer una ruta, a una bodega, o a cualquier sitio.
Ofertas, promociones y descuentos
El cliente no es adivino. Esto significa que por poner una oferta en la web, no vamos a llenar el establecimiento. Lejos de eso, hay que promocionarla y sobre todo hacerlo con tiempo, no el día de antes, pero tampoco hacer ofertas que duren 3 meses, pues se pierde todo el valor. La oferta debería ser algo irrechazable por precio y condiciones y debería poder ser vista por miles de personas, si no, seremos una gota más en el océano, una empresa más compitiendo que no se lleva el gato al agua.
Al final, solo si mimamos a nuestros clientes seremos capaces no solo de maximizar nuestra facturación, sino de conseguir un boca-a-boca o marketing de recomendación alto, así como unos niveles de fidelización e ingresos mayores.