Añadir ‘a la donostiarra’ al nombre de un determinado plato, se ha convertido en algo frecuente, propiciado por la conocida afición de los vascos por la buena mesa. En Gipuzkoa, uno puede encontrar restaurantes de toda categoría y tipo, pero todos ofrecen una serie de productos de gran calidad. La conjugación de la influencia de la nueva cocina de la vecina Francia y la cocina tradicional vasca, ha dado lugar a lo que se conoce como ‘Euskal Sukaldaritza Berrie’ (Nueva Cocina Vasca) basada en alimentos frescos y la combinación de nuevos sabores y olores.
Con tan amplia variedad de platos, nos detendremos en aquello que el viajero no puede pasar por alto, son especialidades típicas como el ‘txangurro’ –centollo relleno de su propia carne-, las ‘kokotxas’ -región gular de la merluza en salsa verde-, el ‘marmitako’ –guiso de bonito con patatas y distintos condimentos. Durante el invierno son excelentes los embutidos que se hacen con la sangre de los animales como ‘buskantzak’ en el Goierri y los ‘mondejus’ de Zaldibia.
Marmitako emplatado. Fuente
Cuando llegas a los postres, no se puede partir de Donostia sin probar la ‘panchineta’ (tarta de hojaldre rellena de crema con almendras), la tradicional ‘mamia’ (cuajada de leche de oveja), los ‘ignacios’ de Azpeitia, o los bizcochos de Mendaro. ¿Y qué depara Gipuzkoa para los amantes del queso?, una delicia, el queso Idiazabal fabricado completamente con leche de oveja y con un toque ahumado. Según los diferentes paladares se puede tomar fresco, más suave, o seco.
En el apartado de bebidas, toman protagonismo dos autóctonas: sagardoa (sidra) de sabor ligeramente ácido, que principalmente procede de las zonas de Astigarraga y Usurbil; y el txakolí, un vino ácido y seco con crianza, sobre todo, en Getaria y Zarautz. Variedad de sabores para todo tipo de paladares, es la clave de una larga tradición culinaria.
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