Orígenes de los Alojamientos Rurales
El pequeño pueblo de Taramundi, situado en el extremo más occidental de Asturias, se considera el punto de origen del turismo rural en España. Fue en el año 1984 cuando la culminación de la rehabilitación de la antigua casa rectoral del pueblo y su transformación en un moderno hotel rural, dotado con todas las comodidades, pero manteniendo su aspecto de casa tradicional, dio el pistoletazo de salida a lo que sería una actividad que se extendería rápidamente por el resto del país.
Poco a poco, las políticas de promoción turística se volcaron en el fomento del turismo rural propiciando que en los pueblos se rehabilitaran viviendas para convertirlas en alojamientos para turistas (hoteles o casas rurales).
Razones para ir a un Hotel Rural
Lo cierto es que este tipo de turismo, incluso en épocas de crisis económica, se mantiene e incluso sigue creciendo. Algunas de las razones a las que se puede atribuir este éxito son las siguientes:
– La vida tranquila de los pueblos: muchos turistas aprecian sobremanera el ritmo de vida que se lleva en los pueblos, la falta de ruidos y la forma de acometer el día a día. Una estancia en un hotel rural se convierte para muchos en unos días de desconexión que valoran en extremo.
– El contacto con la naturaleza: la falta de contaminación ambiental y sonora es otro de los aspectos importantes para el turista. A ello se une la posibilidad que ofrecen algunos alojamientos a los clientes, de participar en actividades propias de la época del año en la que se alojan. Observar la matanza del cerdo, colaborar en la recolección de fruta o de cultivos, en la siega de la hierba o en la alimentación del ganado son tareas muy apreciadas por algunos turistas, sobre todo si hay niños.
– Las actividades al aire libre: muchos de los alojamientos rurales se encuentran situados en enclaves rodeados de una hermosa naturaleza donde es posible realizar diversas actividades de turismo activo tales como senderismo, excursiones a caballo, en bicicleta y también, en el caso de que haya playa, río o lagos en las proximidades, todo tipo de actividades acuáticas.
– La gastronomía: poder disfrutar de guisos tradicionales, elaborados con productos caseros es otro de los placeres de los que se puede disfrutar en un hotel rural.
Si a todas estas razones se une el hecho de que el precio de este tipo de turismo (en hoteles o en casas rurales) es bastante más económico que el turismo de ciudad, se puede comprender fácilmente el motivo de su éxito.