Concatedral de San Julián de Ferrol

La Concatedral de San Julián, en Ferrol, es un ejemplo destacado del neoclásico gallego vinculado a la transformación de la ciudad en el siglo XVIII, durante la construcción del arsenal y los astilleros. Originalmente una iglesia parroquial, fue elevada a concatedral por bula papal de Juan XXIII en 1959, consolidándose como el segundo templo más importante de la diócesis mindoniense-ferrolense. Diseñada por Julián Sánchez Bort, su construcción se basó en los planos de la iglesia romana de San Andrés Avelino, mostrando una armoniosa fusión de proporciones y simetría.

Su fachada principal, orientada al poniente, impresiona con dos cuerpos superpuestos, separados por un cornisamento de sillería y coronados por un frontón triangular. Flanqueada por torres gemelas que culminan en bóvedas trasdosadas, la estructura refleja monumentalidad y equilibrio. El interior, con planta en cruz griega, presenta naves cubiertas por bóvedas cilíndricas y una imponente cúpula de media naranja sobre arcos torales. Las capillas de las esquinas y la iluminación natural proporcionada por la linterna central refuerzan su carácter solemne y artístico.

Dedicada a San Julián, cuya imagen preside el altar mayor, la concatedral combina la riqueza de su piedra de sillería con líneas arquitectónicas que evocan serenidad y grandeza. Su festividad, celebrada el 7 de enero, es un homenaje al santo patrono de Ferrol. Este templo, más allá de su función religiosa, es un símbolo del esplendor histórico y cultural de la ciudad, invitando a locales y visitantes a disfrutar de su notable belleza y legado espiritual.