Codorniz

Codorniz, paisaje y calma

Codorniz emerge entre suaves colinas agrícolas, con un perfil discreto pero cargado de historia local. Sus campos de cereal y girasol dibujan un paisaje ondulado y abierto, que cambia con las estaciones y ha sostenido la economía del municipio durante siglos. El ambiente es tranquilo, con un casco urbano que conserva la organización tradicional de los pueblos castellanos.

El principal edificio patrimonial es la iglesia de San Juan Bautista, situada en el centro del pueblo. Su estructura sencilla, en piedra y ladrillo, se adapta al estilo sobrio de la meseta. Aunque no presenta grandes ornamentaciones, forma parte esencial del día a día de Codorniz y de sus celebraciones religiosas.

En los alrededores, pequeños caminos permiten explorar el entorno natural, ideal para paseos entre campos, con cielos amplios y horizontes despejados. Durante la primavera y el verano, los cultivos en flor ofrecen una estampa colorida que resalta la serenidad del lugar.

Codorniz mantiene una vida comunitaria activa, especialmente visible en fechas señaladas como sus fiestas patronales. Durante esos días, el pueblo recupera su bullicio gracias al regreso de familias y vecinos que residen fuera. Este vínculo con la raíz rural y la memoria colectiva es uno de los rasgos más definidos del municipio.