Castroserracín, piedra y silencio

Castroserracín se alza sobre un promontorio desde el que domina los campos y barrancos del nordeste segoviano, muy cerca de las hoces del río San Juan. Este emplazamiento le otorga una personalidad paisajística marcada, donde la arquitectura rural se funde con la piedra del entorno. Las calles, algunas de ellas empedradas, conservan la huella del pasado y el estilo tradicional de las construcciones en piedra caliza.

Uno de los elementos más destacados del municipio es su cercanía al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Aunque no se encuentra en el núcleo, permite a los visitantes acceder con facilidad a rutas que atraviesan desfiladeros, bosques de ribera y zonas de alto valor ecológico. La riqueza ornitológica de la zona, con especies como el buitre leonado, convierte estos parajes en lugar de interés para los aficionados a la observación de aves.

En el centro del pueblo se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, un edificio sobrio que refleja el carácter del entorno. Junto a ella, la plaza y las antiguas eras recuerdan el pasado agrícola y comunal de la localidad. También destaca el entorno inmediato, salpicado de caminos rurales, fuentes tradicionales y pequeños bancales que aún se cultivan de forma estacional.

La tranquilidad de Castroserracín, unida a su entorno natural y a su fidelidad al trazado original, lo convierte en un lugar donde se percibe con claridad la conexión entre paisaje y modo de vida.