Llegamos a Vic, capital de la comarca de Osona, y por la que paseamos por su casco antiguo, curioseando por las viejas calles, y sobre todo bajo las arcadas de la Plaça Major.
Partimos de Vic hacia el valle del Ter, al Norte, entre pinos, robles y hayedos, decidimos recorrer la comarca del Ripollés donde debemos tener en cuenta, además de las obras modernistas, los atractivos que completan el recorrido. En primer lugar encontramos Ripoll, capital de la comarca, donde la huella modernista se ensombrece por la presencia del monasterio románico fundado por el abad Oliba, que hace que este lugar sea llamado “el bressol de Catalunya”. Camprodon es el centro de un valle pirenaico de frondosos verdes, con una tradición de veraneo de la burguesía desde fines del siglo XIX.
Aguas arriba del Freser, Campdevánol, con singulares muestras del estilo. Y la Pobla de Lillet, ya en el Alt Berguedà, al cruzar el collado de Merolla, donde podemos visitar la estructura gris del Clot del Moro, y los singulares y gaudinianos Jardines Artigas, y después las relativamente cercanas y espectaculares fuentes de Llobregat.
Regresamos a Vic para iniciar el retorno a Barcelona, dejamos la Plana y nos adentramos entre el macizo del Montseny y los riscos de Bertí. El río Congost pasa a través del ancho desfiladero y aguas abajo, en El Figaró, L´Ametlla y La Garriga, poblaciones de veraneo, encontramos obras modernistas, teniendo ésta última, una importante tradición balnearia.
A través de estas localidades se abre la puerta a la zona más característica del Vallés, donde el paisaje vuelve a tener carácter mediterráneo y el cielo una luz rutilante. Granollers es la capital de la comarca, con una gran vitalidad. Los jueves, el mercado es una auténtica fiesta y va muy ligado a la presencia del monumento de visita obligada que conjuga con los bellos ejemplares modernistas de la ciudad, mientras las payesas, colocadas en hilera, gritan, regatean y venden aves y conejos a los revendedores y a los compradores que acuden allí, en un espectáculo único.
Nos desviamos desde Granollers, camino de la zona baja del Montseny para dirigirnos a Cardedeu, donde también de la mano de una larga tradición veraniega, el modernismo está presente, aunque encontramos valores monumentales y paisajísticos de otros estilos.
A continuación nos acercamos a Campins, donde la muestra modernista se limita a una cruz monumental pero su belleza paisajística es imprescindible.