El caballo, bello y majestuoso

El caballo, bello y majestuoso

¡Qué galopar tan certero, qué crines sueltas al viento en un correr tan ligero! -Carmen Conde-

El caballo, un animal tan noble como bello, tiende a vivir siempre en manada. Las manadas de caballos se estructuran a través de la jerarquía y cada uno de los individuos tiene una posición dentro del grupo. Las yeguas no tienen que luchar por él ya que lo heredan. El macho sí debe pelear por alcanzar una posición más alta dentro de su propia manada, lo que le otorga un carácter más agresivo y duro. El caballo líder, puede echar a cualquier caballo del sitio en donde esté, puede empujar a otros con objeto de que la manada no se separe.

Tienen un campo de visión amplio, aunque dispone de un campo ciego que le impide ver en línea recta delante suyo sobre algo más de un metro y su visión lateral con un solo ojo no le permite percibir el relieve. Eso sí, puede ver por la noche. Su olfato y su oído están muy desarrollados para poder escuchar sonidos que serían totalmente imperceptibles para nosotros. Sus orejas muestran el estado de ánimo del animal.

Utiliza diferentes partes de su cuerpo junto con sonidos para comunicarse, por ejemplo: el bufido es símbolo de contento; los relinchos, lo más comunes, expresan nerviosismo; el mugido, indica temor o desconfianza. La cola también nos indica su estado de ánimo. Es símbolo de energía y si está en alto, es señal de alegría, sin embargo cuando la coloca entre las ancas, es desconfianza.

 

Caballo

Caballo pastando en el prado. Fuente

 

Sus orígenes los encontramos hace 55 millones de años, se le conoce como el Eohippus (o eohipo), del cual descienden todos los miembros del género Equus. El Eohippus, que habitaba en zonas selváticas, medía unos 30 cm y tenía almohadillas en las patas (cuatro delante y tres detrás).

La especie evoluciona gracias a los cambios climáticos, y se convierte en Mesohippus, que era mucho mayor, con una dentadura más apta que le permitía comer de manera más variada, además, tenía tres dedos en cada pata. El descendiente fue Miohippus, después Merychippus, ejemplar que tenía cierto parecido al burro, aunque éste tenía un dedo mayor en el centro que le ayudaba a recorrer mayores distancias a mayor velocidad. Si nos remontamos a unos 5 millones de años, encontramos las primeras especies que tuvieron formados los cascos: el Dinohippus y el Pliohippus.

En la Era Glacial, el número de antecesores del caballo disminuyó hasta quedar casi extinguido del continente americano. Los ejemplares que sobrevivieron, se extendieron desde Asia hasta Europa y África, siendo los antecesores del que conocemos hoy en día con el nombre de Equus Caballus.

La evolución de esta especie corresponde a cuatro tipos básicos de los que descienden las actuales razas: caballo del bosque, con cabeza y cascos grandes; caballo de meseta, de ellos descienden los pequeños caballos mongoles semisalvajes; el de la estepa, antecesores de los pura sangre; y el caballo de la tundra, grande y pesado.

Las tribus nómadas parece que fueron las que iniciaron la domesticación del caballo, su clasificación todavía no habla de especies sino de tipos:
1. Pony Celta de Ewart.
2. Caballo escandinavo de Ewart.
3. Caballo de Asia Central.
4. Caballo del Oeste de Asia.

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