Uno de los elementos más bellos de los paisajes de nuestras costas, son los impresionantes e imponentes acantilados. La elevada altura de su cima, desde la cual los más valientes se atreven al saltar al mar, sus perfiles, sus cuevas y su entorno, forman un conjunto natural digno de contemplar in situ, y que te dejará sin palabras. A continuación, iniciaremos una pequeña ruta por los 10 acantilados más bellos de nuestro país, aquellos que no podrás perderte en tu próxima escapada rural en la costa.
Los Gigantes. Uno de los mayores atractivos de Tenerife y de visita obligada. Se encuentran en el pueblo costero de mismo nombre, en el sur de la isla, y son visibles desde cualquier punto del mismo. Y no podía ser menos, sus 600 metros de altura y sus 15 kilómetros de extensión le otorgan su nombre, y crean un juego de perfiles y colores impresionantes que adquieren una belleza espectacular al atardecer.
Cabo Ortegal. En la localidad de Cariño se encuentra el acantilado más alto, Herbeira, con unos 600 metros de altitud. No te pierdas tampoco su bello entorno, como San Andrés de Teixido o la ría de Ortigueira. Qué mejor excusa que esta para alojarte en uno de los hoteles rurales de las Rías Medias, y contemplar en primera persona la belleza de estos preciosos parajes.
Zumaia. Los acantilados de la costa occidental de Guipúzcoa son simplemente espectaculares. Con miles de años de historia, puedes descubrir todo sobre estas impresionantes formaciones geológicas realizando la Ruta del Flysch, que se desarrolla en Zumaia, Deba y Mutriku.
Cabo de Peñas. Un lugar en Asturias en el que reina la paz y la tranquilidad, y en el que llama la atención el maravilloso paisaje que forman sus acantilados, el mar, su antiguo faro, y el verde de sus campos. Un rincón espectacular en el que desconectar no te costará nada, así que aprovecha y busca alguna casa rural con encanto de Cabo Peñas y gozar al máximo de este paraje.
Cabo de Formentor. Desde el Mirador de Sa Creueta en Mallorca, podrás disfrutar de un bello atardecer en el que el sol se funde con los perfiles islote del Colomer y la Atalaya del Albercuix, hasta desaparecer en el horizonte. Sigue la carretera y llegarás al precioso Faro de Formentor, del siglo XIX. Un verdadero espectáculo que no puedes dejar de visitar.
Cabo de Gata. Este Parque Nacional de Almería alberga preciosos acantilados de origen volcánico, así como tranquilas y maravillosas playas como la Playa de Cónsul, o la Cala de Enmedio. Parajes naturales que no te dejarán indiferente.
Anaga. El Parque rural de Anaga, en la costa noreste de Tenerife, contiene bellos y espesos bosques de laurisilva, los famosos “roques”, enormes moles de roca, así como sorprendentes acantilados como Taganana y Roque Bermejo. La magia de la naturaleza en su máxima expresión.
Castellfollit. No se encuentra en la cosa, pero La Garrocha se encuentra al borde de un acantilado, formado por la erosión producida por los ríos FLuviá y Toronell. Un pueblo y un paisaje totalmente diferente que no te puedes perder.